El rebrote de la violencia armada en Irlanda del Norte ha hecho tambalear el proceso de paz que comenzó a fraguarse en 1998, tras 30 años de enfrentamientos y más de 3.600 personas muertas.
La mejor garantía para poner fin a conflictos como el norirlandés, con profundas raíces sociales, religiosas y políticas, es la unidad de la sociedad a la hora de apostar por la paz y la reconciliación. Sólo así será posible superar el daño sufrido por todas las partes y rehacer la convivencia.